Extractos de “Cuba en tres actos”, de Marlaine Glicksman. Publicado en Isla (BazanPhotos Publishing 2014)
Marlaine Glicksman: Robert Frank ha sido tu principal fuente de inspiración casi desde tu sueño a los 17 años. Sus palabras y su espíritu aparecen a lo largo de Isla -y a lo largo de tus libros anteriores y de nuestras conversaciones. Durante muchos años y en muchas visitas a Nueva York, expresaste el fuerte deseo de reunirte con él. Hoy has dado un paso muy simbólico al hacerlo.
Ernesto Bazan: Después de que me instara a llamarle, en el silencio de mi apartamento de Brooklyn, tuve un momento de reflexión: Oí a mi padre diciéndome que cogiera el teléfono y marcara su número. Llevaba mucho tiempo posponiendo este momento.
Robert Frank contestó al teléfono. Cuando oí su voz permanecí un momento en silencio, pero luego pronuncié unas palabras diciendo simplemente que quería reunirme con él. Me invitó amablemente a venir a la mañana siguiente. Pensaba que iba a ser una reunión formal y breve. Pasamos dos horas juntos.
Le observé hojear lentamente mis libros. “Debes de llevar mucho tiempo trabajando en tus libros”, comentó. “Sí”, respondí. Hablamos de nuestras vidas. Quería saber de mi familia. Sonrió cuando le dije que tenía gemelos. Le pregunté si podía hacerle una foto. Asintió sin apartar los ojos de Bazán Cuba. Saqué mi iPhone y tomé unas cuantas imágenes para recordar nuestro encuentro. Incluso conseguí grabarle un breve vídeo por teléfono. Me firmó mis ejemplares de The Americans y London Wales. Escribió: “Buena suerte, Ernesto”. Le dejé copias dedicadas tanto de Bazan Cuba como de Al Campo, y un archivo digital de Isla para que lo mirara. Prometió que lo haría. Al final de mi visita me invitó a volver el próximo verano.
Puedo decir que conocer a Robert Frank ha sido uno de los momentos más importantes de mi vida. Estoy encantada de haber conocido por fin al hombre que hay detrás de las fotografías; el hombre que ha puesto toda su alma y su compasión en cada foto que tomó; el hombre que ha soportado tanto. ¡Mi trilogía cubana ha recibido la bendición final! Me alegro de haber escuchado la voz de mi padre.
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